Higos de pala

Este año la cosecha producida por mis paleras ha sido histórica: ¡un solo higo chumbo!

Pelar higos de pala es una tarea no sólo enojosa sino de alto riesgo porque las pinchas son tan finas que, cuando se te clavan en los dedos o en el resto de la mano, ocasionan pequeñas molestias muy engorrosas hasta que no consigues arrancarlas.

Una compañera me ha enseñado esta pequeña cancioncilla para pelarlos:

Higo chumbo, amigo de mi navaja,

le corto cabeza y culo,

en medio le hago una raja

y lo mando al otro mundo.



Hay que cogerlos muy temprano, cuando el rocío mantiene las pinchas quietas y pegadas al higo.

Con una escoba, los barres sobre una superficie arenosa. Después se lavan, obviamente. Y a continuación, se diseccionan tal que así.

Todas las fotografías son de Diego Morales

A pesar de su envoltura tan agresiva, son bonitos de ver y más aún de comer. Si se comen frescos, mejor que del tiempo.
Este verano pasamos unos días en un cámping de Mojácar (Almería - España, encantador pueblo con maravillosas playas). En la parcela contigua acampan dos matrimonios franceses con un zagal de 15 años. Una tarde se me acerca uno de los hombres y me pregunta si me puede enseñar algo. (Dios mío, ¿qué querrá enseñarme el hombre éste", pensé yo). Resulta que habían cogido algarrobas y no sabían su utilidad y también nopales y no sabían cómo pelarlos. En un momento se los pelé y oigan, quedamos más amigos que cochinos. Los invitamos a mi licor café casero (cuya receta me pidieron),ellos nos ofrecieron unos cuantos higos, nuestros críos se llevaron al suyo para que no estuviera tan solo y perdido, y acabamos los ocho -los cuatro franceses más nuestros amigos y nosotros- dándonos una vuelta por los garitos de la zona donde nos invitaron ellos a su vez a unos mojitos.
¡Lo que da de sí un nopal, oigan!