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Fotografía de Diego Morales. |
Malcrianza
Me pasa como al niño cumpleañero
a quien lo colman tanto de regalos
que ya no sabe qué decir ni hacer.
Ése eres Tú, Señor, agasajándome:
para mí todo te parece poco.
Ya eran excesivas las estrellas,
pero Tú no, Tú a regalar la luna,
el sol, el agua, el árbol;
y venga a darme más: el bien, la vida,
mi familia, mis ojos. Y yo abriendo,
abriendo y arrumbando en un rincón.
¡Que yo no sé jugar a tantas cosas!
No voy a hacerles caso ni a cuidarlas.
¿No ves que soy un niño?
"Alumbramiento", poemario de Daniel Cotta.
Y aquí está mi quinta lectura de este año.
Se trata de un poemario dedicado a Dios como creador del universo. El poeta le da las gracias por tanta belleza y vida.
Son poesías "religiosas", pero no del tipo de éxtasis, arrobamientos, creencias o conversiones, sino de un sentimiento humano de gracias ante las maravillas del mundo.
Lo "curioso" es que se pueden leer estos poemas prescindiendo totalmente de la idea de Dios. No hace falta ser ni religioso, ni creyente, ni místico ni cristiano para disfrutar, valorar, apreciar y disfrutarlos.