
Cuadernillos de ejercicios veraniegos
Decididamente los deberes escolares del verano son una fuente constante de pesambres. Si no es bastante trabajo perseguirlos para que encuentren los libros, lápices, gomas y sacapuntas; sentarlos para que hagan los deberes y chantajearlos con no bañarse, no jugar a las máquinas o no ver al Bobo Esponja, sólo me faltaba encontrarme con desvaríos delirantes de mentes obtusas. Ya el año pasado me quejé porque en un ejercicio se decía que "los ciervos y las ciervas se dañaban las patas en cautividad". Este año, los frutos de la Bibiana siguen dando sus frutos (amargos, agrios y decepcionantes) porque el redactor de los problemas está más atento a escribir esas estupideces de niños y niñas que a la verdad. ¿Pues no hemos quedado en que la Historia empieza cuando hay documentos escritos? ¿Desde cuándo las personas (obsérvese que bonito queda) de la prehistoria escribían en piedras? Seguro que la Bibiana se zampó de pequeña todos los capítulos de Pedro Picapiedra. Así se le ha quedado a ella el cerebro, que no sabemos si es pulimentado o tallado.