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Fotografía de Diego Morales |
« Une des preuves que le goût de la viande n’est pas naturel à
l’homme, est l’indifférence que les enfants ont pour ce mets-là, et la
préférence qu’ils donnent tous à des nourritures végétales, telles que le
laitage, la pâtisserie, les fruits, etc. Il importe surtout de ne pas dénaturer
ce goût primitif, et de ne point rendre les enfants carnassiers; si ce
n’est pour leur santé, c’est pour leur caractère ; car, de quelque manière
qu’on explique l’expérience, il est certain que les grands mangeurs de viande
sont en général cruels et féroces plus que les autres hommes ; cette
observation est de tous les lieux et de tous les temps. La barbarie anglaise
est connue ; les Gaures, au contraire, sont les plus doux des hommes. Tous
les sauvages sont cruels et leurs mœurs ne les portent point à l’être :
cette cruauté vient de leurs aliments. »
« Una de las pruebas de que
el gusto por la carne no es innato en el hombre
se ve en la indiferencia que los niños sienten ante estos manjares y la
preferencia que muestran todos ellos ante los alimentos vegetales, como los
productos lácteos, la repostería, las frutas, etc. Sobre todo, es importante no
desnaturalizar este gusto primitivo y no convertir en absoluto a los niños en
carnívoros; si no por su salud, al menos por su carácter; puesto que,
cualquiera que sea la forma de explicar esta experiencia, es cierto que los
grandes devoradores de carne son
generalmente más crueles y feroces que los demás hombres; esta observación
sirve en todos los lugares y en todos los tiempos. Es conocida la barbarie
inglesa; los Güebros, por el contrario, son los más dóciles de los hombres. Todos
los salvajes son crueles cuando sus costumbres no los llevarían a serlo: esta crueldad viene de sus alimentos.” (Traducción de Diego Morales)
Nota (8) . « L’Émile ». Jean-Jacques Rousseau. Versión Kindle
(25/4/2012) Posición 2.824
Estos sesudos razonamientos de Rousseau se resumen de forma campechana en "de lo que se come se cría": Si comemos cerdo adquiriremos actitudes porcinas y si comemos pollo nos saldrán plumas [ahórrense los chistes fáciles, jejeje].
La "barbarie inglesa" la anunciaba el ginebrino y damos fe los españoles cuando aterrizan en Salou las hordas de hooligans y hooliganas...
Pues yo, qué quieren ustedes que les diga, unas buenas salchichas no tienen nada de barbarie: huelen bien, saben mejor, si se comen en compañía se disfruta de la amistad y si me pongo a gruñir como un cerdo es porque ronco, jajajaja.