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Fotografías de Diego Morales Cabezudos Morella - Castellón - España |
Si yo fuera machista, hoy es uno de esos días en los que estaría convencido de que las mujeres son "liantas" y "malísimas".
Esta mañana me llama por teléfono al trabajo una señora de una empresa dedicada a montar obras de teatro y ha habido un momento en que me he visto acosado. Me ha dicho que como hacía ya años que no los contrataba, que este año les tocaba. Empeñada en tomarme nota de alumnos, dinero y plazos de entrega de una señal. Se ha permitido la osadía de pedirme mi número de móvil. Como no se lo he dado, me ha pedido un correo electrónico (le he dado uno falso, jejeje). Y ha quedado en llamarme la semana que viene.
Lo que les digo, un auténtico acoso empresarial.
Pero no acaban ahí mis desgracias. A la salida del trabajo he quedado (a petición de ella) con una maestra para tratar unos asuntos peliagudos que no quiero que me salpiquen porque es un tema en el que ni pincho ni corto. ¿Es que me ha dejado hablar? No. De esas personas compulsivas, habladoras y nerviosas que no me ha dejado meter ni una palabra de canto. ¿Para eso tanto pedirme una reunión? ¡Y encima que, por cortesía, me he desplazado yo y me he quedado casi una hora "escuchando", ya fuera de nuestros respectivos horarios! Ha habido un momento en el que hemos estado casi diez segundos, o más, hablando los dos a la vez a ver quién podía más. Efectivamente, ha ganado ella. Claro que, a partir de ese momento, me he dedicado a hacer como que escuchaba y a decir "sí, claro, es verdad, pues yo, efectivamente, pues no te preocupes, claro..."
Luego hablan de la agresividad masculina.
A principios de curso me puse en contacto con un comercial de una editorial para que me mandase una muestra de libros de texto. Intercambiamos un par de correos electrónicos, en dos días me mandó el envío, fue al centro pero no pudimos coincidir, me dejó su tarjeta y ya está.
¡Uffff!
Bueno, mañana ya se me habrá pasado el cabreo y todo habrá vuelto a su cauce. Espero...