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Fotografía de Diego Morales. |
Escribí este relato allá por el 2006. Ordenando documentos me lo he encontrado y me apetece (re)compartirlo con ustedes. Creo que ya lo publiqué, pero vaya usted a saber qué día.
Óculos
Todos reconocían que Sara era la más encantadora criatura que había pasado por el instituto. Los profesores alababan su disciplina en el estudio, los conserjes sus buenos modales, los chicos su atractivo y las chicas su compañerismo.
Y, dentro del variado mundo estudiantil, cada grupo recibía de Sara aquello que necesitaba: apoyo los rezagados, estímulo los adelantados, atención los preocupados, aceptación los diferentes y para todos tenía una palabra de ánimo o una sonrisa de complicidad.
Pero era su mirada lo que más fascinaba. Aquellos ojos dulces que absorbían el color del que los miraba sumían a la víctima en un estado de serenidad e indefensión que permitía a Sara apropiarse de las cualidades que necesitaba para seguir siendo perfecta.
Diego Morales.