domingo, 22 de agosto de 2021

Ruidos.

Fotografía de Diego Morales.

 Los españoles asociamos el ruido con la alegría y el silencio con el aburrimiento y, así, pasa lo que pasa.
Hace unos días cominos en un restaurante y no pude disfrutar ni de la conversación con los otros comensales ni de la comida.
Acabamos lo antes posible para escapar de ese infierno.
¿De verdad es imposible acabar con esta tortura de los gritos?

6 comentarios:

VENTANA DE FOTO dijo...

Hay la desgraciada costumbre de levantar la voz, para sobresalir de los demás.
Eso es lo peligroso ahora y no tenemos conciencia de ello.

Besos

José A. García dijo...

Si tu gritas, yo gritaré más fuerte. Luego él hará lo mismo. Y cuando nos demos cuenta todos gritaremos.

Saludos,
J.

CarlosMxAx dijo...

Me solía suceder cuando iba a los pub, musica a todo volumen, todos gritaban, al final no entendía nada, ni menos escuchaba.
Saludos

Dyhego dijo...

Antonia:
gritamos demasiado y no hay manera de corregirnos.
Salu2.

Dyhego dijo...

José:
sí, a ver quien grita más fuerteeeeeee.
Salu2.

Dyhego dijo...

Carlos:
te entiendo perfectamente.
Cada vez soporto menos los griteríos.
Salu2.