Fotografía de Diego Morales |
Resulta que compré esta botella de licor de café en Peñíscola (Castellón - España) y, claro está, me la fui bebiendo poco a poco (lo que no tiene mucho mérito dado el poco volumen de la misma) y guardé el envase porque me pareció bonito (lo mismo me podría servir para guardar piedrecitas que para aguantar una vela). Por otro lado, el termómetro se desgajó de la pieza en la que iba sujeto y lo tenía por ahí dando tumbos de una estantería a otra (no lo tiré porque sigue marcando los grados correctamente).
Hace poco me vino la inspiración y he creado esta artística pieza de doble valor: estético y práctico.
Si digo que es una obra "vintage" la podría vender por 100 €.
Si digo que se me ocurrió pegar el termómetro a una botella vacía lo máximo a que puedo aspirar es a que me digan: qué ingenioso y que chulo te ha quedado.
¡Y es que no hay nada como utilizar palabros desconocidos, en inglés o en un idioma exótico!
4 comentarios:
Es un placer pasar por su blog Saludos
Si quieres hacer un buen negocio...ya sabes lo que tienes que hacer.
Besos
José Ramón:
muchas gracias. Un saludo veraniego.
Ventana:
en mis ratos libres me voy a dedicar a los vintages, jajaja.
Gracias por la idea. Sonrío.
Salu2 vintages.
:)
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