Fotografía de Diego Morales |
El psiquiatra (freudiano y argentino, por supuesto) le ordenó que bucease en su interior y que buscase a un niño perdido, o a su otro yo, o a todos los "yos" pretéritos, presentes y futuros; o a su amigo invisible, o a su ángel de la guarda,o a sus avatares, o a su alma, o a su espíritu, o a sus demonios, o lo que fuere, pero algo.
El paciente se sumergió y abrió bien los ojos para descubrir cualquier tipo de ente, pero sólo veía espacios abiertos,cuevas y muchos recuerdos: bonitos, feos, grotescos, enreda2, pesa2, gráciles, grandes, minúsculos, transparentes, opacos, esquivos...
6 comentarios:
¿Y al final encontró al niño?
Tracy:
No tengo ni idea. Los niños, cuando se esconden de verdad, es que no hay quien los encuentre.
Salu2 descubiertos.
Es lo malo que tiene empezar a bucearse... que uno sabe cuando empieza, pero acaba ahogándose.
Mejor nadar estilo mariposa, o en buen crol y sacando la cabeza.
Bizz fisolóficas, murcianico.
parece que no encontró al MUCOSAN.....
Zarzamora:
¡Pues tienes razón! Nadar con la cabeza fuera del agua y meterla sólo para ver los peces de colores.
Salu2 sóficos.
Karin:
Y esperemos que no haya que darle también DALSY...
Salu2 hemeopáticos.
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