Fotografía de Diego Morales |
“Me
lancé desnudo al agua
para limpiarme
de todo
lo
sucio que me lastraba”
nos
confiesa Jesús Cotta con una sinceridad infantil y una valentía robusta. Así
es, bucea en un pasado sublimado
“cuando mataba monstruos con pistolas de plástico"
salpicado de recuerdos tiernos
“cuando mataba monstruos con pistolas de plástico"
salpicado de recuerdos tiernos
“y mis
flores llegaban sin pétalos a casa
y aún
así le gustaban a la Virgen
del patio”
y de
recuerdos tristes
“pobrecillos,
tan niños y sin padre”
y de
reflexiones filosóficas
“no
pongas, pues, tu alma a arar el mar”
y de
orgullos paternales
“para
que nos nacieras tan graciosa”
y de
reproches injustificados
“los
ladrones de padres se disfrazan de tenis”
y de
confesiones lacerantes
“rompí
con Dios borracho ante un espejo”.
Es un
poemario impactante por esa sinceridad expresada en detalles infantiles y
sencillos. No hablamos de ñoñerías ni sentimentalismos adolescentes de venta en
hipermercados, sino de la sencillez a la que se llega después de mucho destilar
y trabajar el verso. Las creencias del poeta están presentes por doquier pero
no por ello debería presentarse injustamente como un poeta cristiano, al que
muchos no leerían pensando que sus poemas son jaculatorias de procesión. Nada más
errado.
Es una
poesía que nos toca la fibra sensible sin ser sensiblera, en la que nos
reconocemos y que nos muestra diversos momentos por los que hemos pasado,
pasamos o pasaremos.
Me ha
gustado mucho. Le sobran algunos diminutivos, en mi opinión, claro.
“Menos
la luna y yo”. Jesús Cotta.
La isla
de Siltolá. ISBN: 9788415422464
4 comentarios:
Me seduce esa lectura adulta sublimando la infancia.
A veces intento abrir esa puerta, no quiero renunciar a esa mirada de niña.
Besos.
La infancia nos viene a ráfagas constantemente, sus terribles miedos y sus encantadoras vivencias.
¡Benditos los que saben poetizarlos!
Salu2 infantiles, Gemelas sureñas.
Grandeza de pensamientos extraídos de la infancia.
La mía en lo personal no fué mi major parte, sentía que me suprimían demasiada libertad,disfruté más de la adlescencia en adelante.
Amirables alcances poéticos nos muestras en éste maestro Cotta.
Todas las infancias tienen dos caras, la del miedo y la de la felicidad.
Salu2 felices, Carlos.
Publicar un comentario