Tres eran tres...

Fotografía de Diego Morales

Cuando bajo a la ciudad, zascandileo un poco por las librerías y siempre cae algo. A no ser que tenga un título preciso en la mente, me gusta recorrer todas las estanterías, mirar las portadas y leer las contraportadas. Soy tremendamente subjetivo y cualquier detalle me puede inclinar a comprar un libro o dejarlo en el montón. Quizás me pierda grandes obras pero soy muy maniático y, ahora, me da igual.

• Uno que se considera "escritor" dijo en una entrevista que "ponerles nombre a los personajes era fascista" (sic). Nunca me he leído nada de ese aspirante.
• Otro que tal baila se atrevió a decir en otra entrevista que García Márquez era un escritor con truco y que él no había pasado de la vigésima página. Por atreverse a criticar a mi gran ídolo, G.G.M., sólo me medioleí una novelucha suya, que era más tonta que ese escritorzucho.
• Otro papanatas que presume de estar por encima del bien y del mal, fuera de mis intenciones de lectura.
• Otro que va dando la vara con su nacionalidad, sólo me leí una novela suya y, por unas declaraciones suyas, lo castigué al olvido.

Y no tengo ningún remordimiento cultural. Leo lo que me da la gana ( a veces leo por obligación).

Los motivos por lo que he comprado estos tres libros son sencillos: uno es por obligación -pero me gusta quien escribe-, otro por descubrimiento reciente y el tercero por redescubrimiento también reciente.

¡Que ustedes lean bien!