Cumpleaños feliz... tararí que te vi...

Fotografía de Diego Morales

Hoy cumple mi primogénito 16 años..., a las 8h05' de la mañana, domingo.

Era largo como una salchicha y con mucho pelo negro.

Le gustaron las herramientas, luego los barcos piratas, luego los mosqueperros, después Barrio Sésamo y ahora estamos con el rock y el heavy metal.

Una vez escondimos en el bosque una bolsa de cuero con monedas de color plata, hicimos un mapa y él descubrió el tesoro. ¡Aquello fue apoteósico!

Qué contraste con los tres primeros años de su vida: ni comía, ni dormía ni paraba de llorar. Una pesadilla.

En aquellos momentos bien puede sentirse orgulloso de su padre porque no lo tiré por la ventana.

Recuerdo con horror las noches que me pasé andando por el pasillo con él en brazos y llorando los dos: él por no se sabe qué y yo suplicando un poquito de descanso. Nos turnábamos su madre y yo para descansar un poco pero ni por ésas. A veces me sentaba en el sofá con muchos cojines alrededor con él en brazos, llorando, y yo dando una cabezada y temiendo por si se me resbalaba de las manos... ¡Qué espanto, qué horror, qué desesperación!

¡Y cuando me hacía regalos para el dia del padre...!

¡Y ahora todo le sienta mal, todo me lo cuestiona, nunca tengo razón en nada...!

Supongo que mis padres dijeron lo mismo. Supongo que él dirá lo mismo. ¡Sólo le deseo que, si tiene hijos, que sean, como mínimo, igual de folloneros que él!

Por eso cuando oigo el anuncio ése del niño repelente hijoputa que sale por la tele diciendo: ser niño también es difícil. Uy, cuando lo oigo... Mejor no reproducir lo que digo en esos momentos...

¡Mi mamá me ama!

¡Y tu papá también, si no...!