miércoles, 27 de febrero de 2013

martes, 26 de febrero de 2013

lunes, 25 de febrero de 2013

domingo, 24 de febrero de 2013

De Haruki Murakami

Fotografía de Diego Morales


            “Aomame la consoló y le aconsejó que lo castigara de algún modo. Pero Tamaki no estaba de acuerdo. Le dijo que ella misma no había tenido cuidado y que era demasiado tarde para denunciarlo. Ella también era responsable por haber ido a solas a su habitación cuando la invitó. “Quizá sea mejor olvidarlo”, le dijo. Pero a Aomame le dolía la profunda herida que aquel hecho había causado a su mejor amiga. No se trataba de un problema superficial, como la pérdida de la virginidad. Era un asunto que atentaba contra la dignidad de un alma. Nadie tenía derecho a invadirla. Y la impotencia era algo que corroía a las personas hasta el final.
Por eso Aomame decidió castigarlo personalmente. Le sonsacó a Tamaki la dirección del apartamento donde vivía el chico y fue allí con un bate de sófbol metido en un cilindro grande de plástico para planos de dibujo técnico. Aquel día, Tamaki había ido a Kanagawa a la celebración de un rito por un familiar fallecido o algo por el estilo, con lo cual ya tenía coartada. Aomame se había asegurado de antemano de que el chico no estuviera en su habitación. Con un destornillador y  un martillo rompió la cerradura y entró en el dormitorio.  Luego envolvió una toalla alrededor del bate varias veces y, con cuidado de no hacer ruido, hizo añicos todo lo que había dentro de la habitación. La televisión, la lámpara, el reloj, los discos, la tostadora, el jarrón… No quedó nada en pie. Cortó el cable del teléfono con unas tijeras. Rasgó en pedazos las portadas de los libros, esparció la pasta de dientes y la espuma de afeitar por toda la alfombra. Echó salsa en la cama. Hizo trizas los cuadernos que había dentro de los cajones. Partió bolígrafos y lápices. Rompió todas las bombillas. Rajó con un cuchillo las cortinas y los cojines. También cortó todas las camisas que  había en el armario. Llenó de Ketchup los cajones de la ropa interior y de los calcetines. Arrancó los fusibles de la nevera y los tiró por la ventana. Soltó y rompió la goma de cierre de la cisterna. Destrozó la alcachofa de la ducha. La destrucción fue exhaustiva y minuciosa, de una punta a otra. La habitación quedó igual que el centro de Beirut después de un bombardeo, tal y como había visto en una fotografía de un periódico hacía unos días. “

Capítulo 13. Aomame. Víctima de nacimiento. Página 218.

En este fragmento también se puede apreciar la técnica y personalidad del maestro Haruki Murakami. Me fascinan esos personajes tan decididos, tan complicados, tan sutiles, tan irónicos, tan mordaces, tan tiernos y tan crueles.
Este pasaje me desata la risa. Una sonrisa cómplice y malvada.
Me he preguntado varias veces por qué. En algún momento todos hemos pensado en hacer algo así. Y si junto lo que ya he pensado (romper la pantalla de la tele con todas mis fuerzas) a lo que imagina Murakami por mí (rajar cortinas y cojines), pues me sale esa risa malévola. El uso de sinónimos de destrucción y la narración detallada de las diversas roturas, también es un elemento muy cómico que sabe utilizar Haruki.
¿A quién no le gustaría darse el capricho de una sesión como la que realiza Aomame? Jejejejejeje.

sábado, 23 de febrero de 2013

viernes, 22 de febrero de 2013

Haruki Murakami

Fotografía de Diego Morales


            “Personas que dominen la técnica de patear testículos, como Aomame, seguro que se pueden contar con los dedos de una mano. Cada día estudiaba diferentes modelos de patadas, y no faltaba el entrenamiento práctico. Lo más importante al dar una patada en los testículos es eliminar todo sentimiento de duda. Hay que atacar de súbito la parte más frágil del oponente, despiadadamente y con ferocidad. Como cuando Hitler, haciendo caso omiso de la declaración de neutralidad de Holanda y Bélgica e invadiendo estos países, desveló los puntos débiles de la Línea Maginot y no le resultó difícil conseguir que Francia capitulara. No se puede vacilar. Un titubeo momentáneo  puede resultar fatal.
            De manera general podríamos decir que, excepto ése, apenas hay métodos para que una mujer venza a un hombre de mayor estatura y con más fuerza en un combate de uno contra uno. Aomame estaba plenamente convencida. Esa porción de cuerpo es el punto más débil que posee –o que lleva colgando- ese ser vivo llamado hombre. Y en la mayoría de los casos no estaba protegida de manera eficaz. Sería una pena desaprovechar tal ventaja”.

“1Q84” Haruki Murakami. 1ª edición febrero 2011. Tusquets.
Capítulo 11. Aomame. El cuerpo es el templo del ser humano. Página 172.

Éste es un fragmento murakamiano en estado puro. Lenguaje sencillo, historias que no dejan indiferente, ironía, personajes decididos, humor, realidad, fantasía, crudeza, sorpresa...

jueves, 21 de febrero de 2013

De obligatoriedades y condicionalidades

Fotografía de Diego Morales
Figura de Don Quijote en una tienda de Toledo - España.

Si quiere usted… (perdón, la ustividad es un síntoma de machidad y fachidad), si quieres pertenecer a la grupidad lisgüistical más trendy, tienes que adoptar en tu vocabulariedad la usidad de la sustantividad en –dad.
No añores aquellos tiempos  en los que la primacidad era la adjetivización en –al (delictual, situacional, politual…).
La temporalidad actual requiere implementar una lexicalidad precisal, de tal formidad que nuestra honorabilidad no depende de la condicionalidad corruptual sino de nuestra adaptabilidad a la situacionalidad cotidianal.
La ejemplaricionalidad es abrumadoral: corrupcionalidad, estadidad de la nación, leyedad de transparencionalidad, directricionalidad contra la opacidad, luchidad contra la fraudulentalidad y mejoridad de la democraciedad. Y no olvidemos la obligatoriedad de la transparencialidad.
¡Acabo de leer "empleabilidad", usado por Cospedal, la mentecata! 

miércoles, 20 de febrero de 2013

sábado, 16 de febrero de 2013

viernes, 15 de febrero de 2013

miércoles, 13 de febrero de 2013

martes, 12 de febrero de 2013

De batas, batamantas y tirones de mantas

Fotografía de Diego Morales
Pero para mantas, la "batamanta".

lunes, 11 de febrero de 2013

Almendros en flor

fotografía de Diego Morales

domingo, 10 de febrero de 2013

La comida de los domingos


Fotografías de Diego Morales
Exposición Murcia Creajoven
Los Molinos del Río
Murcia - España
Y los domingos, como no podría ser de otra manera, arroz y conejo.

sábado, 9 de febrero de 2013

Mándame un "guasas"


Fotografías de Diego Morales
Exposición Murcia Creajoven
Los Molinos del Río
Murcia - España

¡Y lo más seguro es que se estén mandando "guasas" entre ellos mismos!

viernes, 8 de febrero de 2013

Contra la LOMCE


Ayer tocó manifestarse contra este nuevo engendro educativo.
¿Por qué no nos preguntan a los profesores y también al resto de la sociedad?
¿Por qué no se ponen de acuerdo todos los partidos políticos en algo tan importante?
Yo sí lo sé.
¡Porque les importa una puñeta la educación!
(Para sobresueldos sí hay consenso)

miércoles, 6 de febrero de 2013

Cumpleaños feliz


A las 8h05' de un domingo, hace 19 años, nacía mi hijo mayor. Presencié el parto con la ilusión primeriza de un padre que cree saberlo todo. ¡Ay, estos hijos que vienen sin instrucciones! ¡Mil años de llantos continuos, mil años de no comer, mil años de no dormir! ¡Mil sonrisas nuevas, mil palabras nuevas, mil alegrías!
Mil satisfacciones. Mil disgustos. En junio, un asqueroso, inmundo, desgraciao e hijoputa perro pudo habernos costado una desgracia tremenda, a él, a sus cuatro compañeros, a todos nosotros. Mil esperanzas. Mil años de vida y de proyectos. Mil horas de espera para un autógrafo de su admirado "Sevilla", de los "Mojinos escozíos".
Tan larguirucho, de chico y de grande.
Te quiero, hijo mío.

martes, 5 de febrero de 2013

Paloma

Fotografía de Diego Morales
Murcia - España
Sobre la importancia de estar en el momento adecuado, en el lugar justo, con las herramientas precisas.

domingo, 3 de febrero de 2013

sábado, 2 de febrero de 2013

viernes, 1 de febrero de 2013

A un buen compañero

Fotografía de Diego Morales
Toledo - España
Esta entrada va dedicada a todo un caballero toledano: A.G.C.