Esta mañana [por ayer] ha tenido lugar en las instalaciones deportivas del IES "Ricardo Ortega" de Fuente Álamo de Murcia una exhibición de medios humanos, animales e instrumentales por parte del Cuerpo de la Benemérita para prevención, detección y castigo de malas conductas. Los alumnos han podido comprobar cómo, a través del ADN, de las huellas dactilares y de la grafología, los números de la Guardia Civil descubrían a los discentes que habían copiado exámenes, falsificado boletines de notas e imitado las firmas de sus padres. Ha causado pavor en los estudiantes la panoplia de aparatos que permiten detectar a los alumnos que hacen novillos, a los que están pensando en otras cosas durante las clases, a los que miran a su alrededor para copiarse o a los que se ríen a espaldas de otros alumnos y profesores. Los alumnos se iban inquietando cada vez más ante tamaño despliegue de fuerzas antiestudiantiles cuando el teniente encargado de la actividad ha dado paso a la actuación estelar del perro rastreador. El can, lejos de sentirse intimidado por los gritos de los alumnos, ha empezado a husmear y ha descubierto, en los lugares más insospechados, chicles, caramelos, chuletas, cigarros y alguna que otra sustancia psicotrópica. Departiendo amigablemente con los agentes policiales, nos han confirmado que los responsables de la seguridad ciudadana han prohibido una y otra vez el entrenamiento de perros detectores de políticos corruptos, sinvergüenzas, mentirosos, prevaricadores, vividores, malversadores, inútiles,ignorantes, analfabetos, ineptos, etc, etc. Nos comentaron, fuera de micrófono también, que cuando tienen que velar por la seguridad de los políticos en los actos institucionales de juras, posesiones, inauguraciones, banquetes, mítines y demás, los perros están nerviosísimos y les dan colapsos y desmayos de tanto husmear.
Aunque la prima me atosigue, la deuda me oprima o el trabajo me fatigue; aunque los vampiros me desangren, los cuervos me mareen o los buitres me muerdan; aunque el pesimismo me abata, el desánimo me venza o la desgana me doblegue; aunque la vejez se anuncie, el dolor asome o la fuerza se escabulla; aunque la noche sea más negra o el calor más agobiante o me trastoquen los relojes... ni me convencerán, ni me vencerán ni me arredrarán.
"- Parece mentira que tengas quince años, Laura. - Es que es un maldito chulo. - Tengo derecho a la libertad de expansión -clama entonces el hámster. No es que sea idiota; equivoca las palabras aposta, para darnos trabajo y hacerse el interesante. Si no fuera porque es mi hermano y porque tiene momentos de un encantador que te desarma, ya le habría ahogado."
Estoy leyendo un libro en cuyo capítulo segundo me encuentro con el texto anterior. Este tipo de diálogos me resultan vomitivos por falso, imposible y antiverosímil. Ningún padre ha escuchado tamaña tontería de boca de sus hijos. Jamás hermanos se han tratado con tanta indiferencia calculadamente cariñosa. Terminaré de leérmelo como castigo que me he impuesto (pero aunque me torturen, no pienso revelar ni el nombre de la novela ni el del ¿escritor?). Lo mismo es que mi familia tiende a parecerse más a los Simpson que a la Casa de la pradera... O que no capto las ironías ocultas del texto. O que estoy desfasado. O qué sé yo.
¿Dónde creen ustedes que pueden admirar esta bonita, simpática y soprendente casita? ¿En la Barcelona modernista? ¿En la horterísima Las Vegas? ¿En un parque temático? ¿En un modernísimo centro comercial de "outs lets"? ¿Será acaso una quemada falla valenciana? Pues no. No han dado ustedes con la respuesta correcta. Esta casita está en Casas Ibáñez, en la provincia de Albacete. Me gustaría vivir en un sitio así. ¿Y ustedes?
Según José Miguel Ridao, con este manual evitaremos que nuestros hijos se conviertan en individuos con esta pinta tan preocupante. Mas, desde que me he leido este opúsculo, me asaltan preguntas miles:
¿La música heavy amansará a los corderitos o los convertirá en lobos?
Si estos zagalones leen el libro, ¿recuperarán el tiempo perdido de su infancia y compondrán baladas?
¿Y si, en vez de nanas, les ponemos a los inocentes infantes rock?
¿Los cantautores han tenido padres comme il faut y por eso escriben canciones tiernas ?
¿Hay alguna conexión entre los gustos musicales de mi hijo mayor y mi seguimiento de los consejos de los manuales adormecedores de niños?
¡Para que digan que la lectura es relajante! ¡Ahora tengo yo un estrés y una mala conciencia, que para mí se quedan!
Después de los huevos fritos y las patatas idem, el arroz es una de las exquisiteces dominguiles que se me resistían... hasta hace nada. ¡Ya he conseguido cocinar un arroz comme il faut! ¿Mis secretos culinarios? ¡No voy a decir eso de hacerlo con amor, con dedicación, con esmero...! ¡Nada de eso! ¡El secreto está en que haya suerte! ¡Lo mismo el domingo que viene hago otro y me sale... para echárselo a la gallinas o a los perros!
Ayer tocaba donar sangre. Me la extrajo una enfermera muy simpática y habilidosa que no me hizo el menor daño cuando me hincó la aguja, momento que más nervioso me pone.
Después me comí un bocadillo de jamón, me bebí un refresco y me dieron un regalito.
Por asociación de ideas (sangvnisqve pretiosi) me he acordado de este canto, que siempre me ha gustado.
Hoy se celebra el día internacional de la mujer (antes se llamó día de la mujer trabajadora). Desde hace una semana han ido calentando motores las asociaciones feministas y, como sigue siendo habitual, el tema principal (y recurrente) es el que ellas denominan “lenguaje sexista”. ¿Por qué cualquier mujer que se proclame “feminista” pasa ipso facto a ser infalible (como el papa) en todos los asuntos sobre los que decida pontificar? ¿Por qué, aprovechando que el Pisuerga ( el insoportable número de mujeres asesinadas por maridos o exmaridos, exnovios, examantes, etc) pasa por Valladolid, intentan llevar todo el agua a su molino (crear nuevas injusticias)? ¿Por qué las ingentes energías que emplean en hacernos ver como normales engendros horrísonos como “edila, fiscala, concejala, etc, etc, etc” no las emplean en luchar contra la anorexia, la tiranía de los tallajes, las operaciones estéticas superfluas, la prensa rosa, el analfabetismo funcional, la baja estima, etc, etc, etc? Galileo Galilei fue condenado por decir que era la Tierra la que giraba en torno al sol.
El género gramatical de nuestro idioma no es sexista.
El empleo innecesario de o/a es antilingüístico.
La construcción forzada de femeninos es agramatical (y, por lo menos, ñoña).
¿Muchacha descocada? ¿Jovenzuela sorprendida por un lascivo vendaval? ¿Maniquí de alta costura cartaginesa? ¿Mujer objeto? ¿Reclamo de clínica estética? ¿Zagala nudista? ¿Femme fatale? ¿Feminista desprejuiciada? ¿Dama, dama que hace lo que le viene en gana? Los vientos le jugaron una mala (¿o buena?) pasada y el cruel tiempo le hizo perder la cabeza pero ella, mujer de armas tomar, nunca se dejará domeñar.