Ora pro nobis

Fotografía de Diego Morales.

Peñíscola - Castellón - España

Este fin de semana nos habemos dao un barniz de curtura y una panzá de kilómetros. Habemos visto el muslamen de las vinarocenses en el carnaval, habemos tenío audencia con el Papa Luna de Peñíscola, los zagales s'han montao en los chismes de la feria y habemos triscao como las cabras por el poblao ibérico de la Muela del Remedio. ¡Y habemos pasao más frío que ná! Pos lo menos no nos ha llovío.

Pa irnos p'a Vinaroz condució mi moza hasta Sagunto y en uno de los peajes le dije yo: echa por el pasillico ése, que hay menos coches. ¡Y resulta que era el callejón de pagar con tarjeta! Y yo que no encontraba la mastercar y la cola de automóviles que crecía. ¡Seguro que nos tildarían de garrulos, cazurros y paletos! Seguro que los chofereses de los volváguenes, los audis y los cuatroporcuatrodecisais dirían: ¡Andaverse pa Monteagúo y quedarse allí custodiando al Santo pa que no lo tiren p'abajo!

Y a la vuerta conducí yo to el viaje porque me se puso en la cabeza probar una ruta nueva y... ¡mejor no digo ni donde acabemos ni cuántos kilómetros hicimos de más! Pos lo menos me s'había ocurrido llenar el depósito de gasoil en Castellón...

Eso sí, nusotros, mu píos y mu reverentes, recemos la susodicha oración munchas veces...