Comprar... cosas que no valen pa ná... Comprar...

Fotografía de Diego Morales

Gran Vía Salzillo. Murcia - España

El viernes tuve que bajar a la ciudad a recoger unos análisis, comprarle a mi hijo la cuerda de guitarra eléctrica mi menor o mayor -ya no me acuerdo-, entregarle unas cosas a una compañera de trabajo, nos tomamos un café y la puse al día de los asuntos del Centro, me di una vuelta por el yacimiento medieval que han encontrado en plena ciudad y no me dio tiempo a entrar a una librería y echar una ojeada. A la bajada, en el autobús, había una niñata que hablaba con un niñato con unos aspavientos y unas exageraciones como si se hubiese fumado un porro -a lo mejor sí, a lo peor también-; y el niñato le respondía con una voz pastosa como si fuese un empanado y silabeando como si fuese el Señor Presidente Cetapé. A la subida, se colocó a mi lado una parejita de enamorados. Ella se aferraba a su cintura para no caerse con los corcovos del autobús y él, mientras hablaban, venga a darle besitos. Me acordé del poema de Catulo "Dame cien besos". Lo dejó en mantillas, porque le dió el cuátruple, por lo menos.

Iba yo pensando la respuesta que estaría dispuesto a soltar si alguien hubiese arremetido contra esos enamorados. Afortunadamente nadie hizo ningún comentario.

Yo les hubiese dicho: ¡Más vale que se besen! ¡Cuánto mejor es una demostración de amor que no ver el suelo lleno de pipas y papeles, a la gente escupiendo o soportando olores nauseabundos de sobacos, pies, cabezas y ropa sucia!

¡Y parece ser que ya está aquí la Navidad!

(No sé dónde esconderme para que no me vea).