viernes, 5 de julio de 2024

Platos raros.

Fotografía de Diego Morales.

 

Algunas veces los chefs, en su intento de crear nuevas mezclas de sabores, texturas y no sé qué más, consiguen creaciones culinarias que sí, que están buenas, que son comestibles e incluso deliciosas pero no me negarán ustedes que, a primera vista, esto parece un plato preparado para Shrek o incluso la cena de la niña de "El exorcista"...

jueves, 4 de julio de 2024

Mi Murakami.

Fotografia de Diego Morales.

Voy a empezar ya mismo mi Murakami.
¡Qué ansioso estoy!

La ciudad y sus muros inciertos. Murakami. Tusquets.

 

miércoles, 3 de julio de 2024

Me veo en agosto con Ana Magdalena Bach.

Fotografía de Diego Morales.

 

Esta novela póstuma de mi gran Gabriel García Márquez me ha gustado muchísimo. En realidad no sé si se puede llamar novela, o novela corta, o relato. Es lo de menos porque brilla, como siempre, su prosa tan refulgente y tan sorprendente. Una historia tan rocambolesca como bien armada.
Es cierto que la protagonista, Ana Magdalena Bach me ha recordado al personaje de Fermina Daza,  ambas mujeres de tronío. Fermina, un personaje mucho más desarrollado. Ana Magdalena, esbozado.
¡Bravo, Gabriel García Márquez! "En agosto nos vemos". Random house.

martes, 2 de julio de 2024

Kinds of kindless.

Captura de pantalla.

 

También he visto esta película (en el cine) y, sinceramente, no sabría cómo catalogarla. Es rara, pero rara de narices. Tres historias que te dejan impresionado. Me ha gustado, pero es extrañísima.
Ah, que se me olvidaba, se llama "Kinds of kindless" (no han traducido el título, por lo menos en España).

lunes, 1 de julio de 2024

La Barbie horrorífica.

Captura de pantalla

 

Hace unos días vi esta película, (hay que ver lo que hace el aburrimiento cuando se alía con la curiosidad morbosocotilleística).
¡Vaya una birria con pretensiones filosóficas de tercera mano mezcladas con feminismos machistas envueltos en empoderamientos engañosos!
La vi en dos tandas (un día hasta la mitad más o menos y otro día hasta el final) porque el espanto que sentí me impidió seguir un minuto más ante la pantalla, de la tele, claro.