jueves, 21 de mayo de 2020

Las manos a la cabeza.

Fotografías y montaje de Diego Morales.
¿Quién decide qué es arte y qué no lo es? ¿El mercado? ¿Las modas? ¿Caer en gracia antes que ser gracioso? ¿Saber promocionarse? ¿Paranoias del público?
Toda obra, por sencilla, banal o intrascendente que sea ¿puede ser estudiada freudianamente? ¿Cuántas interpretaciones se podrían hacer? ¿Serían todas válidas? 
¿Una puesta en escena planificada  para desmontar cualquier interpretación psicoanalista puede ser incluso más reveladora que si se hubiese hecho al azar?

6 comentarios:

Margarida Pires dijo...

Olá Dyhego!
Diria :

Mãos de porcelana!

Abraço!
Megy Maia🌈

maile dijo...

Gracias a quien sea "el libro de los gustos" sigue en blanco. Hay obras de arte, consideradas así por quienes entienden de eso... afortunadas mentes clarividentes... y muchas siguen sin gustarme. Quizás mi gusto no es tan exquisito pero aunque la opinión general universal sea que el Guernica es de las más grandes oras de arte que existen, yo no la tendría en mi casa ni aún entendiendo todo lo que significa. Pero me traería un Mondrian o un Kandinsky sólo porque me gustan.
Al final tengo enmarcado un caballo que mi hijo dibujó con cuatro años.
Saludos que se saltan el confinamiento.

Dyhego dijo...

Megy:
manos de porcelana, manos frágiles, manos humanas.
Abraços.

Dyhego dijo...

Maile:
desde luego, el libro de los gustos no tiene fin. Muy bueno.
Ese cuadro de tu hijo seguro que luce mejor que un Picasso.
Me gustaría tener un Dalí, por ejemplo.
En fin, que no me llamarán para exhibir en ARCO...
Salu2.

Raraher dijo...

El arte nos consiente encontrarnos a nosotros mismos y perdernos al mismo tiempo.

Dyhego dijo...

Raraher:
muy buena definición, sí, señor.
Sirve tanto para uno mismo como para los demás, si consiguen admirarlo.
Saludiños.