viernes, 29 de marzo de 2019

Soplamocos.

Fotografía descargada de internet.

Aquí tenemos, nada más y nada menos, a toda una diosa, Afrodita, a punto de arrearle un zapatillazo a su hijo Eros por no se sabe muy bien qué fechoría.
Tampoco sabemos si Zeus dictaminó alguna sentencia al respecto.
En cambio, sí conocemos la sentencia dictada contra esta señora.

Resumen: señora da un soplamocos a niño de 10 años que no quería ducharse. Denuncia. Juicio. Sentencia: dos meses de cárcel o trabajo social más alejamiento (200 metros) de la criaturica.

¿De verdad esa madre se merece ese castigo? ¿Se hará cargo el juez del zagalico (darle de comer, llevarlo al cole, ocuparse de su higiene, etcétera)? Si la madre se hubiese desentendido de la higiene de la fierecica ¿la habrían acusado de negligente y le habría caído la misma condena? ¿Debe seguir esa madre ocupándose de lavarle la ropa,  hacerle de comer, comprarle ropa, etcétera, al monstruito, eso sí, siempre a 200 metros de distancia?

Pero la pregunta más inquietante es ¿cómo volverán a ser la relaciones entre madre e hijo después de la condena?

¡Que levante la mano aquel que no haya recibido una colleja de sus padres! ¡Que la vuelva a levantar aquel que, habiéndola recibido, les guarde rencor!

¡¿Estamos tontos o qué, señoría?!

4 comentarios:

La utopía de Irma dijo...

No sé si es que estamos tontunos a más no poder o es que ya no tenemos arreglo como especie, pufff mi madre ahora mismo seguiría cumpliendo cadena perpetua, claro que razones no la faltaban a la pobre para soltarme algún que otro soplamocos.

Abrazote utópico, Irma.-

Dyhego dijo...

Irma:
está todo desquiciado. A los de la manada les quieren rebajar la condena y a una madre que le da un simple cachete a un hijo desobediente la ponen en la picota.
Quien sabe si ese mismo juez obligará a la madre a sustentar económicamente al niño cuando tenga 30 años o así.
Salu2 perplejos.

LA ZARZAMORA dijo...

Aquí también está prohibido, y hasta la nalgada...
Las que me llevé yo... y coscorrones y collejas, y en cole la de reglazos y caras a pared... y de vuelta a casa callaba por si... (eso sí mis padres jamás me cascaron pero a castigos sin bajar a la calle o sin salir los fines de semana no me ganaba nadie)
Ahora bien, eso me hizo más rebelde si cabe.
Todo con mesura, no?
Antes muchos se pasaban y ahora no se llega...
Bizz justes, murcianico.

Dyhego dijo...

Zarzamora:
recuerdo algún pellizco que otro y alguna colleja que otra, poca cosa.
Lo normal.
¡No se trata de defender los castigos físicos a los hijos (ni a nadie, claro), pero un bofetón a tiempo hace milagros (quizás no siempre, admito). Con mesura, con mucha mesura, por supuesto. En último extremo, por supuesto, pero cuando llegas al límite de la paciencia, y ya no surgen efecto ni razonamientos, ni amenazas ni nada de nada, pues eso, una nalgada razonable no es un delito. Y si no, que el psicopedagogo y el juez de turno se lleven a determinados niños un mes a su casa...
Salu2 sans punitions.