Esto es una performans de ésas

Fotografía de Diego Morales

Un artista de ésos que se adelantan al futuro (pluscuamperfecto) y que han estudiado en las escuelas de arte más prestigiosas de los Hemisferios Norte, Sur, Este y Oeste expuso una vez su obra en el Reina Sofía de Madrid (Espeiñ country). La obra consistía en lo siguiente:

llegó con una carretilla llena de arena, la volcó en un rinconcico de la sala de exposiciones y allí la dejó hasta el final del evento. No sabemos si se quedaría al lado de su obra para que las señoras de la limpieza (ahora mismo me azoto porque, en un rapto de machismo intolerable, he presupuesto que únicamente hay limpiadoras) no se equivocaran y barrieran aquel esturreo de tierra.

Quizás mi percepción acotada y aburguesada me impidan reconocer en el ahora una obra maestra del después.

Es posible que mis limitaciones conceptuales no me permitan comprender la idiosincrasia del artista.

Debo acercarme a la obra con inocencia prístina y con mis sentidos telúricos en modo "objetividad".

Entonces, con los ojos cerrados palparé la arena para descubrir la textura de la substancia materna de Gaia. Con los oidos percibiré la música armónica del universo que se produce cuando la arena cae de mis manos al suelo. Con la vista me percataré de las formas caprichosas y fractálicas que adopta la arena en sus deslizar por el plano horizontal de esta dimensión espaciotemporal. Debo sacar la lengua para degustar la area como si fuese un manjar desconstructivizado. Debo aspirar los olores telúricos (me he repetido porque ya no me queda más vocabulario, jolines), sobre todo si un gato se ha cagado y ha enterrado la mierda.

Yo también sé construir "performans" de ésas. Me s'ha ocurrío coger una rueda gastá y utilizarla como alcorque pa un árbol que no sé cómo se llama. ¿No verdá que me s'ha quedao una obra de arte más boniquia que las pesetas? Pues a ver si gano ídem con mi performans desperformanceada.

Disfruten ustedes del arte en todas sus facetas.