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martes, 4 de febrero de 2025

Un cuarto de caballo.

Fotografía de Diego Morales.

 - Lo que yo quería era esculpir el caballo entero, pero me vine arriba y me quedó un pedazo de cabeza tal que así; después vino mi mecenas y me dijo que si para la testa caballil había empleado no sé cuántos litros de bronce fundido, que hiciera una regla de tres y calculara cuántos se necesitarían hasta llegar a la cola o a las pezuñas y que no, que se le acababa el presupuesto debido a no sé qué reveses bursátiles y que el caballo se iba a quedar así, que si alguien quería el equino entero, que lo pagara o que se lo imaginara entero, con sus ancas y sus crines y todo y que menos mal que no me había encargado una ballena, que tenía que haberme propuesto una paloma y bla bla bla...

16 comentarios:

Fackel dijo...

Divertido texto el tuyo. Se ve que todo fue cosa de presupuesto y eres irónico. Me gusta esa escultura, ¿dónde se halla ubicada?

Fackel dijo...

¿Acaso es un horse of London?

Francesc Cornadó dijo...

El presupuesto marca las limitaciones. Luego viene la imaginación y lo desborda.
Un texto magnífico, amigo Dyhego, te felicito.
Salud

Dyhego dijo...

Fáckel:
gracias. Me alegra saber que has sonreído al leer las explicaciones apócrifas del escultor...
Está en Londres pero no me daba tiempo a cruzar la avenida con todos esos coches que circulan al revés del sentido común y echarle la foto a la cartela...
Salu2.

Dyhego dijo...

Fáckel:
he buscado por internet. Te paso el enlace:
https://en.wikipedia.org/wiki/Still_Water_(sculpture)
Salu2.

Dyhego dijo...

Gracias, Francesc:
a veces las limitaciones azuzan la imaginación.
Te habrá sucedido en más de una ocasión, que el cliente empieza a pedirte que reduzca las dimensiones de la piscina, que suprima ese voladizo, que quiete ese...
Salu2.

Fackel dijo...

¿Y si devuelven a Atenas los british los caballos y jinetes de los frisos del Partenón que se llevó Lord Elgin?

Dyhego dijo...

¡No sería mala idea!
Visitando el Museo Británico (o cualquier otro) siempre sale esa discusión. ¿Qué pasaría si todas las obras de arte se devolvieran a sus sitios originales? ¿Se podría garantizar su seguridad en todos los casos? ¿Cómo explicar que esta obra sí se devuelta y esta otra no? En el caso de los frisios del Partenón parece (o es justo) que se devuelva. Pero ¿qué pasaría si se devolvieran las piezas sumerias a Iraq, Irán, etc? ¿Y por qué no la dama de Elche, o la de Baza? En los años 50 cayó un meteorito en Murcia, y está en Madrid, ¿por qué no traerlo a Molina de Segura?
Debate apasionado y apasionante, sin duda.

Lo que está claro es que el Británico se quedaría vacío...
Salu2.,

CarlosMxAx dijo...

a primera impresión, me imagino que el cabello asomo su cabeza de otra dimensión...

abrazos

Francesc Cornadó dijo...

Siguiendo tu comentario, te digo que en mi ejercicio profesional de arquitecto he tenido que enfrentarme a proyectos muy diversos; la mayoría de los encargos profesionales que he tenido han sido de empresas, edificios de oficinas, entidades públicas y muy pocos de clientes particulares. Con esto, la experiencia ha sido más bien negativa, no por el resultado arquitectónico en sí, sino por el proceso de acercamiento al proyecto.
Con el cliente particular tienes que hablar y llegar a conocer demasiados detalles íntimos, pero lo peor no son las intimidades físicas, sino las manías que el cliente te va confesando empleando rodeos.
Todos quieren aparentar, y te piden que diseñes su casa para poder simular más de lo que son: más ricos, más glamurosos, más cultos, más educados, más solidarios.
Quieren lo suntuoso y rechazan soluciones constructivas racionales.
El dialogo empieza con el repaso de las necesidades funcionales y acaba en una cascada de exigencias presuntuosas y petulantes. El cliente antepone lo ficticio, lo resultón, lo afectado y lo postizo a la calidad de los materiales y de la buena construcción, incluso a costa del confort. Se empeñan en imponer la chifladura del alto standing.
Tienes que escuchar las opiniones del cliente particular que te dice cómo vive, cómo se comporta la pareja, la tía o la hija. Acabas arrepintiéndote de conocer demasiado la intimidad del cliente particular.
Abrazos.

Tais Luso de Carvalho dijo...

Olá, Dyhego, magnífica essa cabeça de cavalo, criativa demais!
Sempre tive muita intimidade com cavalos, durante anos de minha vida fui amazona, praticava Hipismo, então essa escultura para mim tem um valor grande, é bela!
Uma ótima semana para você, querido amigo.
Grande abraço daqui do sul do Brasil.

diego dijo...

Al menos, el escultor empezó la escultura por la cabeza ¿Te imaginas que hubiera empezado por el culo del caballo? :)

Dyhego dijo...

Carlos:
en uno de esos viajes astrales de una dimensión a otra se ha quedado a medias. ¡ A saber en qué dimensión está el resto del cuerpo!
Salu2 enteros.

Dyhego dijo...

Francesc:
en alguna ocasión he oído hablar de los caprichos de los "nuevos ricos", que son peores que los ricos "de toda la vida", por los menos en gustos y extravagancias. ¡Qué paciencias habrás tenido que emplear en los casos que comentas!
Paseando por mi pueblo, hay una zonas de casoplones de alto "estandin" que son, a mi gusto, feísimas. Tanto dinero, porque los que viven allí tienen que tener un pastizal elevado al cubo, para hacerse unas casas horribles: cubos. Y lo peor de todo es que parecen deshabitadas. Nunca se ve a nadie ni entrar ni salir, nadie juega en el jardín, nadie sube o baja una persiana.
En fin, para gustos, los colores, que se suele decir siempre en esos casos.
Gracias por tus anécdotas.
Salu2.

Dyhego dijo...

Oí, Taís:
celebro que le haya gustado a usted esta foto y que le haya traído recuerdos. Yo nunca he montado en caballo. Son animales muy bonitos, distinguidos y nobles.
Desejo para vocês um bom verâo!
Abraços.

Dyhego dijo...

Diego:
¡voy a hacer un ejercicio de imaginación! Puedo representarme una crin, como si fuese la cabeza, pero si es el culo.... !
Salu2 de cara.