Los eremitas no conocían las reglas de la higiene personal precisamente. Naturalmente, como no tenían que relacionarse (en teoría) les importaba un carajo los cuidados del cuerpo. Que dé gracias Onofre que Juan de Anchieta le sacó más guapo de lo que debía estar.
(Ya veo que te prendó el Museo de Escultura. Por cierto ¿la escultura de la muerte? ¿La del diablo cayendo?)
Fáckel: descuidarse cuando uno no va a ver a nadie puede llevarnos a la dejadez. Me da miedo ese dejarse. Sí, me gustó mucho el museo de escultura. Cuando ves fotos de esculturas o cuadros y puedes verlos realmente, el choque es gratificante. Las dos esculturas que nombras, las publicaré más adelante. Aunque no he visto de Valladolid todo lo que quería. El tiempo y las circunstancias no dan par más. Pero no me quejo, lo que no se pueda ver, pues nada. Salu2.
6 comentarios:
Los eremitas no conocían las reglas de la higiene personal precisamente. Naturalmente, como no tenían que relacionarse (en teoría) les importaba un carajo los cuidados del cuerpo. Que dé gracias Onofre que Juan de Anchieta le sacó más guapo de lo que debía estar.
(Ya veo que te prendó el Museo de Escultura. Por cierto ¿la escultura de la muerte? ¿La del diablo cayendo?)
Pero sólo las puntas, que están un poquitín florecidas.
Saludos,
J.
O un alisado...
Ya no se estila tan crespo...
Jajajaja
Fáckel:
descuidarse cuando uno no va a ver a nadie puede llevarnos a la dejadez. Me da miedo ese dejarse.
Sí, me gustó mucho el museo de escultura. Cuando ves fotos de esculturas o cuadros y puedes verlos realmente, el choque es gratificante.
Las dos esculturas que nombras, las publicaré más adelante.
Aunque no he visto de Valladolid todo lo que quería. El tiempo y las circunstancias no dan par más. Pero no me quejo, lo que no se pueda ver, pues nada.
Salu2.
José:
y un buen lavado de pelo, jajaja.
Salu2.
Carlos:
o recogérselo en rastas, jajaja.
Salu2.
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