Fotografía de Diego Morales. |
Mi vigésimo primera lectura ha sido un breve cuentecillo de Roald Dahl titulado "Cordero asado".
Un cuento suculento, bien cocinado, bien especiado y con un regusto que permanece horas y horas en el paladar. ¿Cómo se puede decir tanto con tan pocas palabras? Lo más sórdido de la condición humana nos aparece de la forma más amable. ¿Todos somos asesinos en potencia? ¡Qué miedo!
Un cuento suculento, bien cocinado, bien especiado y con un regusto que permanece horas y horas en el paladar. ¿Cómo se puede decir tanto con tan pocas palabras? Lo más sórdido de la condición humana nos aparece de la forma más amable. ¿Todos somos asesinos en potencia? ¡Qué miedo!
8 comentarios:
Es muy posible que así sea. Todo consistiría en el contexto adecuado y la condición personal necesaria...
Mejor no tentar la cosa.
Abrazo Diego.
Yo siempre digo que se sabe quién no es ladrón, asesino, malvado... aquel que teniendo la oportunidad de serlo no lo ha sido :))
SAludos.
Eres un humorista.
Ernesto:
da mucho miedo esa posibilidad.
¡Ojalá no nos veamos en una situación así!
Salu2.
Manuela:
sí. Y quien evita la ocasión, evita el peligro.
Salu2.
Juan:
pues este cuento no tiene nada de chistoso, te lo aseguro.
Salu2.
¿A que estaba genial?
Pa comérselo, ¿eh?
Bises au four pour éliminer l'arme du crime, ñam, ñam, murcianico.
Zarzamora:
una joya. Merci pour la suggestion!
Me llamó mucho la atención cómo pasa a ser una asesina.
¡Qué miedo!
Salu2 cuisinés.
Publicar un comentario