martes, 15 de julio de 2014

Profundidades mentales

Fotografía de Diego Morales

El psiquiatra (freudiano y argentino, por supuesto) le ordenó que bucease en su interior y que buscase a un niño perdido, o a su otro yo, o a todos los "yos" pretéritos, presentes y futuros; o a su amigo invisible, o a su ángel de la guarda,o a sus avatares, o a su alma, o a su espíritu, o a sus demonios, o lo que fuere, pero algo.
El paciente se sumergió y abrió bien los ojos para descubrir cualquier tipo de ente, pero sólo veía espacios abiertos,cuevas y muchos recuerdos: bonitos, feos, grotescos, enreda2, pesa2, gráciles, grandes, minúsculos, transparentes, opacos, esquivos...


6 comentarios:

  1. ¿Y al final encontró al niño?

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  2. Tracy:
    No tengo ni idea. Los niños, cuando se esconden de verdad, es que no hay quien los encuentre.
    Salu2 descubiertos.

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  3. Es lo malo que tiene empezar a bucearse... que uno sabe cuando empieza, pero acaba ahogándose.
    Mejor nadar estilo mariposa, o en buen crol y sacando la cabeza.
    Bizz fisolóficas, murcianico.

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  4. Zarzamora:
    ¡Pues tienes razón! Nadar con la cabeza fuera del agua y meterla sólo para ver los peces de colores.
    Salu2 sóficos.

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  5. Karin:
    Y esperemos que no haya que darle también DALSY...
    Salu2 hemeopáticos.

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Tu comentario es una estrella fugaz: refulgente en la noche, permanente en mi recuerdo.