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| Fotografía de Diego Morales. |
El escritor se sentaba en su silla en blanco, cerraba la ventana para que el aire no se llevase las ideas, se ponía de cara a la pared para no distraerse, se rodeaba de objetos queridos, pero no había manera, la hoja seguía estando en blanco, su mente seguía estando en blanco. ¡¿Cómo no iba a temerle a la hoja en blanco?!
peor cuando escribe cosas absurdas
ResponderEliminarsaludos
Parece la sinopsis de una historia de Stephen King.
ResponderEliminarAbrazo querido Profe Dyhego!
Tus pensamientos vuelan mas altos que tus sentimientos,eso te hace elevar un poco mas
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ResponderEliminarY a pesar de ello son multitud los textos que han inspirado la hoja en blanco, como éste. Sólo es cuestión de perderle el miedo... o escribir sobre ella.
Besos
Noelplebeyo:
ResponderEliminarhay artistas que hacen cosas absurdas buenísimas: "Amanece que no es poco", "Tres sombreros de copa"...
Salu2.
Frodo:
ResponderEliminarme leí una especia de biografía de King y contaba que que le gusta ir a lo concreto, que odia las frases pasivas y que va tomando notas de la realidad.
Salu2.
Juan:
ResponderEliminarsi los pensamientos y los sentimientos van acompasa2, mejor que mejor.
Salu2.
Alís:
ResponderEliminara veces pasa, se pone uno a escribir sobre la falta de inspiración y acabas escribiendo algo distinto e inspirado.
Salu2.
Escribía la silla, escribía la ventana ¡escribía el aire!, ...miraban los objetos y la mente fingía que temía.
ResponderEliminarBonita hoja, quizá es de un árbol, parece blanca por la nieve pero en realidad esta llena de verde vida.
Salu-dos
Pedro
La verdad, la verdad es que en esa mesa le queda poco espacio hasta para poner la hoja en blanco...
ResponderEliminarSonrío.
Bises égéries, murcianico.
Granito:
ResponderEliminarestoy seguro de que no tienes el la síndrome de la hoja en blanco.
A la vista está.
Salu2.
Zarzamora:
ResponderEliminartambién es verdad, una mesa atiborrada no invita al trabajo, todo lo contrario.
Salu2 inspirateurs.